Si tiene un buen corazón, tiene un buen cerebro. Cualquier factor de riesgo que resulte dañino para el sistema cardiovascular, como alta presión arterial, fumar, obesidad o falta de actividad física, también es malo para el cerebro.
Su cerebro se ubica en un conjunto de redes distintas que al ser estimuladas con la actividad física ayuda a proteger las capacidades cognitivas a medida que envejece.